Desde mi óptica el recién pasado ha sido el peor de los premios Casandra en toda su historia, si lo medimos por los incidentes que han empañado y puesto en entredicho el más importante evento artístico del país.
Por un lado, los incidentes y escándalos derivados de la llamada alfombra roja, y por el otro el bochornoso "strip tease" moral de quienes "glorificaron" a Gloria Trevi entregándole un premio Casandra y la llave de la ciudad.
Y a manera de corolario, el disgusto manifiesto de los familiares de Casandra Damirón por el giro errado que se le ha dado a un ceremonial digno de mejor suerte.
Pero lo de Gloria Trevi ha sido la gota que ha rebosado la copa, desparramando un líquido extraño, que no es agua ni tampoco vino, pero que ha dejado muy mal sabor y un desagradable sedimento.
Todavía se escuchan los ecos y los tambores de una verguenza que debería ser compartida por todos en igualdad de condiciones.
El tema ha trascendido el círculo de la llamada farándula, caracterizado por gente chapucera y sin escrúpulos, provocando reacciones de quienes han estado observando desde las gradas o en lontananza.
Desde México en un importante diario han publicado que si es que los dominicanos nos estamos volviendo locos, con ese homenaje a Trevi, y la misma opinión se ha escuchado en programas televisivos de chismes o "costilleos".
En el diario Hoy el doctor Segundo Imbert Brugal ha publicado este sábado un artículo donde califica el hecho como el "escándalo más gigantesco de la historia republicana".
En el mismo se hacen una serie de consideraciones políticas que por respeto a lineamientos establecidos por la dirección de esta página nos permitimos omitir.
Lo que importa es lo que gente fuera del entorno farandulero piensa de la barbaridad que Acroarte, la Cervecería Presidente y el Ayuntamiento de la capital hicieron con la seõra Trevi.
