Los disfraces son de colores negro y rosa, dirigidos a niñas, y estaban destinados a venderse en el estado de Washington, en Estados Unidos.
Los envíos, con un valor de 10.000 dólares estaban en camino hacia un distribuidor en Seattle cuando fueron incautados por funcionarios aduanales de ese país.
La Comisión para la Seguridad de los Productos de Consumo de Estados Unidos encontró que los disfraces contenían más de 11 veces el nivel de plomo permitido.
Los funcionarios no especificaron cuándo ocurrieron los decomisos, pero dijeron que los productos contaminados serán destruidos.