En la búsqueda interminable por entender los
condicionamientos biológicos de las relaciones personales, numerosos
investigadores han apuntalado lo que se conoce como la hipótesis del
apareamiento doble. Según esta teoría, respaldada por cientos de
investigaciones, las mujeres se fijan en dos asuntos a la hora de elegir
un hombre con el que arrejuntarse.
Este asunto se ha estudiado en profundidad, y los investigadores han llegado a la conclusión de que la preferencia de las mujeres por hombres sexualmente deseables aumenta en los momentos en los que pasan por la fase más fértil del ciclo menstrual. Las evidencias, sin embargo, se habían recogido hasta ahora entre mujeres y hombres solteros. En definitiva, se habían estudiado cómo funcionan estas dinámicas a la hora de buscar pareja, pero no en el desarrollo de las mismas.
Un equipo de investigadores de la Universidad de California se ha propuesto llegar más allá, estudiando en qué medida influye el ciclo menstrual en las parejas estables. Los psicólogos parten de la idea de que una pareja puede estar junta por muchos motivos y, en ocasiones, la seguridad, o la amistad, son razones más fuertes para escoger a alguien con quien vivir que el mero deseo sexual. Pero, por desgracia, éste influye de forma determinante en la vida en pareja, y el ciclo menstrual tiene mucho que ver en ello.
Entendiendo los vaivenes afectivos
Los psicólogos, que han publicado sus hallazgos en la revista Hormones and Behavior, midieron la presencia de la hormona luteinizante –la encargada de controlar la ovulación– entre las mujeres sujetos del estudio, para verificar el momento exacto del ciclo menstrual en que se encontraban. Tras esto realizaron una serie de pruebas para medir en qué medida variaba su comportamiento y sentimientos respecto a sus parejas. Las conclusiones son contundentes.
Las mujeres cuyos hombres tenían una deseabilidad sexual más baja, se sentían más separadas de ellos, en términos afectivos, en su periodo de mayor fertilidad y, además, era más críticas respecto a sus errores, mostrándose menos permisivas. Por el contrario, en parejas en las que el hombre era más atractivo, más deseable sexualmente, los periodos de mayor fertilidad aparecían asociados a una mayor permisividad, mayor cercanía afectiva y, en definitiva, mayor satisfacción amorosa.
Feos, no todo está perdido
Estos resultados no parecen muy halagüeños, sobre todo para aquellos hombres no demasiado afortunados en el plano físico, pero, por suerte, los psicólogos advierten de que estas dinámicas no tienen por qué entorpecer el devenir de la relación, en la medida en que sólo afectan a una de las partes de la hipótesis del apareamiento doble: la que tiene que ver con la deseabilidad sexual.
Los psicólogos autores del estudio son claros al respecto: “Aparentemente, estos sentimientos negativos son fugaces, y no parece que afecten al compromiso a largo plazo de las mujeres respecto a sus parejas. Aun cuando las mujeres se sienten menos a gusto con su relación [en estos periodos de mayor fertilidad], no quieren acabar con ella”.
Pese a esto, los psicólogos señalan que este tipo de dinámicas, si bien no son determinantes para el futuro de la relación, sí pueden afectar al día a día de la vida en pareja, y a la calidad general de la misma. En su opinión, por tanto, se debería investigar más al respecto, en busca de maneras de mitigar su efecto que, como han demostrado, en muchas ocasiones no es positivo.
Fuente: http://www.elconfidencial.com